sábado, agosto 05, 2017

Lagunero de pe a pa















Imposible imaginarme de otro lugar que no sea La Laguna. Acá nací, en Gómez Palacio, hacia el 64, y para estos meses pero de 1977, hace justo cuatro décadas, cambié de radicación. Mi familia —padre, madre y siete hermanos, uno recién nacido— pasamos de la calle Madero gomezpalatina, por el rumbo de la fábrica El Venado, a la colonia Nogales aledaña al seminario de Torreón. La mudanza no significó un cambio de escuela para mí, pues con todo y la distancia duplicada o triplicada seguí yendo a la secundaria federal Ricardo Flores Magón de Ciudad Lerdo. Para llegar todos los días hasta allá me levantaba a las cinco, me arreglaba y a las seis tomaba el primer bus que me dejaba en el mercado Juárez. Ya allí tomaba otro que salía de Torreón, atravesaba todo el bulevar Miguel Alemán de Gomez Palacio, entraba a Lerdo y me depositaba a las puertas de la escuela exactamente a las siete luego de un trayecto de una hora, siempre a oscuras. No parece heroico, pero en retrospectiva lo veo más o menos así porque eso hice a los trece años, sin saber que poco después, cuando la realidad se tornó muy peligrosa, no iba a ser lógico que un adolescente emprendiera solo semejantes travesías.
Un vago recuerdo proyecta en mi mente la película de mi padre en un Dart-K blanco e impecablemente limpio. Vamos con él algunos de mis hermanos y yo. Atravesamos el lecho del río Nazas por la zona del vado, en la Falcón, y tomamos la dirección del otrora Canal 4. Así llegamos a la orilla de la orilla, al Torreón más lejano. La colonia Nogales fue bautizada con ese nombre porque seguramente hubo allí árboles nueceros. Todavía, entre las casas en construcción de aquel nuevo fraccionamiento, vi un nogal a punto de morir. Mi padre frenó frente a una casa en obra negra y nos ordenó que bajáramos: “Ésta es”, dijo. Recuerdo que la recorrimos y que miré alrededor. El lugar lucía desolado, y en la esquina de la cuadra comenzaba La Nada. Pronto nos cambiaríamos al último confín de La Laguna.
Cuando eso pasó, no transcurrió mucho tiempo para que el supuesto fin de La Laguna que yo imaginaba se fuera poblando sin cesar de casas y colonias. Pasados cuarenta años, esa orilla es en este momento casi el centro, pues hoy la orilla anda más allá del TSM. Ahora bien, ¿soy de Gómez? ¿Soy de Torreón? ¿Soy de Durango? ¿Soy de Coahuila? No me meto en problemas. Desde hace mucho me siento ciudadano conurbado, lagunero químicamente puro.