sábado, julio 15, 2017

Socavón patrio




















Según un diccionario etimológico en línea la palabra “socavón” está formada con el prefijo so-, procedente del latín sub- (por debajo, debajo, prefijo que es muy visible en las locuciones adverbiales “so pretexto”, “so pena”, “so color”) y el verbo cavar, que procede del latín cavare (cavar, excavar, ahuecar, hacer hueco), verbo vinculado al adjetivo cavus (hueco, excavado, vacío). Contiene además el sufijo aumentativo –on sobre el verbo socavar (excavar debajo de los fundamentos de algo para dejarlo apoyado en hueco, sin base y sin apoyo real, y en sentido figurado debilitar a alguien, minar su moral).
Real y metafóricamente, pues, México es un socavón. Por eso fue tan atinado el cartón de Helioflores publicado ayer: el mapa de la república es un agujero sobre la carretera, un abismo con la silueta de la patria. Ese formidable agujero ha sido cavado sin descanso por presidentes, secretarios, gobernadores, directores, senadores, diputados, delegados y demás fauna nociva en contubernio con empresarios que tienen menos de patriotas mexicanos que Donald Trump.
Sin ironía es posible afirmar esto: sería fabuloso que los altísimos sueldos de la mencionada fauna fueran suficientes para aplacar su voracidad. El problema es que no, que secretarios federales como Gerardo Ruiz Esparza no tienen llenadero y ahora llegan a los cargos para disfrutar dos dichas: la de gozar el apapacho de la nómina y la de hacer negocios con la obra pública. Porque negocios son, y jugosos, los que se hacen para, en teoría, dotar a la población de servicios de calidad que a la vuelta de pocos años, y ahora de pocos meses, terminan por evidenciar fallas, material de segunda, deficiente planificación, opacidad en las inversiones y rigor en los castigos merecidos cuando tal o cual obra enseña el cobre.
A propósito del Paso Exprés de Morelos y la exhibidota que dejó en el Paraíso del Pretexto y la Justificación que es nuestro gobierno, como lagunero no puedo dejar de recordar el Distribuidor Vial Revolución, obra millonaria que terminó dinamitada porque sus encargados la ejecutaron como si fuera una maqueta para egresar de tercero de primaria. Nadie fue castigado, a ningún coahuilense le condonaron impuestos y todo terminó en dato para la memorabilia de nuestras recurrentes calamidades.
Pasará lo mismo con el agujero de Morelos. Fue un socavón que se abrió sobre el socavón que ya es México.