sábado, junio 24, 2017

Semana del espionaje














Así suelen llamarse algunos programas de Discovery o Nat Geo, como esta entrega de Ruta Norte. Desde el lunes pasado hasta hoy y no sé hasta cuándo, el tema central de las secciones políticas y editoriales en noticieros y periódicos fue el de la denuncia que varios periodistas, activistas y defensores de derechos humanos hicieron para apuntar que hay evidencias de que son espiados por el gobierno. Mi amigo y paisano Enrique García Cuéllar, periodista radicado en Chiapas, ha anotado casi desenfadadamente que esto no debería extrañarnos, y le doy la razón: el gobierno mexicano siempre (siem-pre) ha investigado todo lo que pueda ser investigado, principalmente a sus reales y/o potenciales enemigos. Esto se ha dado, reitero, siempre, y si alguien se dedica a alguna actividad que el gobierno considere delicada, será carne de expediente.
Lo que ha cambiado es el método. Aún recuerdo, por ello, las viejas épocas de los agentes de Gobernación que asistían a los mítines y eran tan conocidos que hasta los oradores los mencionaban en público y ellos, serios como un interventor de concurso, levantaban la mano para agradecer la deferencia. Supongo que además de esa chamba aquellos pardos burócratas hacían preguntas en corto, conseguían soplones y sintetizaban contenidos de periódicos y revistas. Hoy eso ha pasado a mejor vida gracias a las nuevas tecnologías, pues se ha hecho posible rastrear los movimientos, las opiniones y la vida privada de quien sea que tenga un dispositivo móvil o inmóvil conectado a internet, y es difícil, por no decir imposible, que un periodista, un activista o un defensor de derechos humanos no se sirva de esas herramientas de conexión ubicua. O sea, nada más fácil hoy, con o sin Pegasus mediante, que voyeurizar la vida de quien se atraviese.
Tal fue pues la gran mentira de Peña Nieto: afirmar categóricamente que su gobierno no espía. Por supuesto que espía, y por lo tanto no se diferencia un ápice de lo que han hecho otros gobiernos desde don Porfirio (nomás por citar un punto de partida) a la fecha. Igualmente lo hacen el norteamericano, el cubano, el argentino, todos los gobiernos, pues parte de la supervivencia de un grupo de poder radica en contar con información siempre actualizada, lista para madrugar en caso necesario. El asunto es saber qué tanto, a quiénes y específicamente para qué, no si espía o no, pues eso es un hecho.