miércoles, marzo 11, 2015

Irrealidad de lo real














Sólo un gobierno corruptísimo y autoritario como el nuestro puede evadir con indiferencia y boletines lo que a diario es difundido —en sordina porque los grandes medios son parte del problema— sobre las circunstancias que tienen a México sumido en la catástrofe o casi en ella. Haciéndose pasar permanentemente como sorprendida, la vocería oficial refuta no sólo opiniones de personalidades, sino que también contradice ya mecánicamente lo declarado por organismos  internacionales como la ONU, una organización que al parecer, eso dicen, tiene cierta autoridad oficial y moral al momento de hacer declaraciones sobre los países que la componen.
Esta semana tocó su turno (así van, por turnos cada semana) a Juan Méndez, relator especial de las Naciones Unidas, quien entre otras afirmaciones expresó que sobre la tortura en México “Hay evidencia de la participación activa de las fuerzas policiales y ministeriales de casi todas las jurisdicciones y de las fuerzas armadas, pero también de tolerancia, indiferencia o complicidad por parte de algunos médicos, defensores públicos, fiscales y jueces”. Junto con lo anterior explicó que ésta y otras prácticas relacionadas con el abuso violento de las autoridades se han incrementado en los años recientes, de manera que se trata ya de un problema agudo para el país. El informe que describe este flanco de la barbarie oficial fue, claro, inmediatamente desestimado por la cancillería con el raspado naipe de la negación a simple vista, al puro tanteo: lo dicho por el relator de la ONU simplemente “no corresponde a la realidad”.
¿Y cuál es la realidad?, sería la pregunta. Si hay una realidad mejor que la percibida por la ONU, ¿por qué entonces no se le invita a investigar más hondamente, a escudriñar en cárceles y entrevistar víctimas del tehuacanazo y otros métodos similares y conexos? Ignoro durante cuánto tiempo más será estirada la tensa cuerda de la negación ante los problemas que desde afuera ve todo mundo y aquí ni siquiera logra medio aceptar el sórdido gobierno de Peña Nieto.
Y mientras los negadores profesionales enmiendan párrafos a las relatorías de la ONU, otro personaje saliente de la cultura mexicana, el cineasta Guillermo del Toro, asegura en el mismo flujo de opinión que “Estamos en un momento excepcional; vivimos un hito de inseguridad, de descomposición que va a ser histórico”.
Nada es cierto, sin embargo. Este es el mejor México posible según los afanosos boletines de la Presidencia.