martes, febrero 12, 2013

Continuidad de los tragos*















Sabía que era un borrachín impenitente y que jamás podría escapar de las botellas. Andaba, pues, de piquera en piquera, metido siempre en tragos y en problemas. Comprendía con dolor que sus pasos no eran los correctos, que su hígado era ya una pasa inservible, pero una poderosa fuerza interior lo movía porque en el fondo de su corazón palpitaba otra certeza: pese a su vida desastrosa y anónima, pese a sus veinte años consecutivos de ebriedad, alguna vez sería tema de un microrrelato, al menos de un minúsculo y pobre microrrelato que quizá, por qué no creerlo así, es éste.

*Un minihomenaje a Cortázar en su aniversario luctuoso número 29.