miércoles, diciembre 05, 2012

La “forma suave” de la violencia


















Fueron muchos, casi todos los de siempre, pero el que más me impresionó —siempre me impresiona por su inmediatismo retórico fue Ciro Gómez Leyva. El sábado primero, casi como jefe de una mesa de análisis, pasaba una y otra vez las imágenes recién grabadas de los vándalos que encaraban a los granaderos en el jardín frontal del palacio de Bellas Artes. Las tomas hablaban "por sí mismas", decía con estas u otras palabras el famoso columnista. Nada que discutir, el desorden dejaba todo en orden para los apresurados comentaristas: la izquierda, toda la izquierda, es bárbara, troglodítica, anárquica, violenta en suma.
Me atrevo a disentir. Las imágenes no hablan por sí mismas, así que, para que “hablen”, es necesario treparles un discurso. Hagamos un experimento. Bajemos una foto de internet y trabajemos sobre ella. Veámosla y procedamos a describirla desde distintas angulaciones hipotéticas, esto nomás para que se vea lo fácil que es montar cualquier discurso a cualquier imagen.

















1. En la imagen, Luis G. Amézquita Galo, víctima del ciclón que la semana pasada azotó el norte de nuestra entidad. Don Luis perdió su vivienda y todas sus pertenencias, y todavía no sabe el paradero de su única hija, desaparecida en la catástrofe natural. Las autoridades han declarado que los albergues son suficientes, pero la realidad es que muchos damnificados siguen sin un lugar para dormir y tomar alimentos.

2. En la imagen, Luis G. Amézquita Galo, víctima de alzheimer que ayer fue encontrado vagando por las calles de nuestra ciudad. Perdido en los rumbos del bulevar Oriente, las autoridades lo recogieron y pudieron encontrar en los bolsillos de su saco una receta de medicamento que al final sirvió para dar con la pista de sus familiares. El anciano enfermo ya está siendo atendido en un centro especializado.

3. En la imagen, Luis G. Amézquita Galo, jefe de una banda de ladrones de comercios en el sur de la ciudad. Fue sorprendido ayer luego de que a la distancia coordinaba un robo al supermercado “Compre Más”. Afortunadamente, la policía logró detectar la maniobra y detuvo a los delincuentes in fraganti, quienes de inmediato confesaron que Amézquita Galo era el autor intelectual de los atracos y señalaron su paradero, donde poco después fue capturado por los elementos de seguridad.

4. En la imagen, Luis G. Amézquita Galo, quien intentó violar a su nieta y fue descubierto in fraganti por los vecinos de la colonia 10 de Noviembre. Al sorprenderlo, algunos habitantes del lugar intentaron lincharlo, pero otros dieron parte a las autoridades que de inmediato llegaron al lugar y luego de muchos jaloneos e insultos lograron salvar de la turba enardecida al agresor sexual. Amézquita Galo ya fue recluido en el penal del municipio.

5. En la imagen, Luis G. Amézquita Galo, el más destacado pintor de nuestra entidad. El artista recorrió muchas colonias de la periferia para continuar el trabajo de regeneración de espacios por medio de la pintura mural y colectiva. Ganador del premio estatal de Arte y Cultura 2002, Amézquita Galo desarrolla cada fin de año una intensa labor altruista para convertir su arte en detonador de inquietudes pictóricas en los jóvenes de nuestras colonias.

Por lo anterior, inquieta de veras la facilidad con la que Ciro y compañía sacaron el revólver de la crítica y dispararon opiniones sin patas ni cabeza. Por supuesto que hubo vandalismo, por supuesto que las imágenes lo muestran, y por supuesto que eso no le gusta a nadie, o al menos a pocos, a muy pocos. Lo importante, como han dicho Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, es “leer” el hecho en un contexto, tratar de ponerle las palabras que busquen establecer la mejor aproximación al acontecimiento, no colgar sambenitos con prontitud inquisitorial.
Dos preguntas eran necesarias, y jamás aparecieron en boca del columnista: ¿a quién le servía el vandalismo? ¿Por qué de golpe la izquierda (toda la izquierda, según Ciro) pasó del discurso de no agresión a otro completamente distinto? Si no se pregunta eso, da por hecho que no existe, ni siquiera de lejos, la posibilidad de un montaje o el ánimo desbordado de un grupo radical, no de toda la izquierda, principalmente de la que encabeza ya sabemos quién.
La violencia no le conviene a la izquierda que, pese a todo, sigue luchando por deslindarse de la acción agresiva material, esa acción que pone en bandeja de plata la reacción represiva. Por eso, al oír a Ciro recordé de inmediato las palabras de una entrevista que leí hace poco, casualmente, a Pierre Bourdieu. En el libro Capital cultural, escuela y espacio social (Siglo XXI, 2008) habla sobre las “formas suaves” de la violencia, y dice esto que explica mejor que yo lo que aquí he querido comentar:

… es una violencia que se ejerce por vías muy suaves, y que pasa de este modo inadvertida. (…) Debates televisados o radiofónicos, editoriales inspirados, etc., que parecen constituir la vida misma de la democracia, pueden ejercer un efecto formidable de censura —lo hemos visto en la Guerra del Golfo, al menos al principio— escondiendo los verdaderos problemas. El consenso sobre los falsos problemas que generan esos periodistas atrapados en una red de competencia y de interdependencia, tiene por efecto esconder todos los verdaderos problemas, que son olvidados y que aparecen solamente en los periodos de crisis.

La irrupción violenta, desbocada, de los vándalos en el centro histórico del DF es a todas luces un acto criticable. El problema, el difícil problema es saber a quién atribuir tales desmanes. Para Ciro no hubo ni sombra de duda a partir de las imágenes “reveladoras”, como si investigar y comentar fueran dos acciones simultáneas y no un desafío periodístico más que peliagudo.
Pero en fin, así se las gastan él y muchos más, ya lo sabemos.