sábado, julio 25, 2009

Culturas populares convocadas



Sin hacer mucho ruido, como en sordina, casi al margen de las marquesinas que sí tienen otras manifestaciones del espíritu, los programas de culturas populares son parte de lo más valioso que en efecto impulsan las instancias culturales del país. Digo que lo hacen en silencio porque es muy común que tendamos a considerar el trabajo de y con la cultura popular como menos valioso que el de la llamada alta cultura. A mi modesto parecer, creo que tan importante como la gran música es la música conservada generación tras generación en una comunidad; tan valiosa como la danza clásica es la expresión de bailantes en ceremonias religiosas, y así, la cultura popular, nacida casi de la nada, es manifestación del deseo colectivo por expresar.
Este inagotable tema ha sido abordado, creo que con éxito, en el Primer encuentro estatal de promotores y gestores culturales celebrado del 23 al 26 de julio en Ciudad Lerdo. Su sede fue (o es, pues hoy termina) el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios número 4, y en él fueron discutidos asuntos vinculados con la diversidad cultural, la interculturalidad, el patrimonio cultural inmaterial y las culturas populares indígenas. Sus organizadores fueron el Conaculta, el gobierno de Durango, el Instituto de Cultura del Estado de Durango, el INAH de Durango, la Secretaría de Turismo y Cinematografía, la Dirección General de Culturas Populares, la Coordinación Estatal de Culturas Populares e Indígenas.
Es su programa figuraron cuatro conferencias magistrales: Legislación cultural en Durango; El patrimonio inmaterial de México; Salvaguarda del patrimonio inmaterial y Patrimonio histórico y monumental de Durango. Asimismo, fueron establecidas siete mesas de trabajo: Políticas culturales estatales; Intención educativa de los promotores y gestores culturales; Museos, sociedad y desarrollo cultural; Patrimonio turístico; Medios de comunicación y culturas populares; Medio ambiente y desarrollo sustentable y Presencia de los jóvenes en la promoción y gestión cultural.
Junto a ese ya de por sí nutrido programa, hubo talleres de suyo interesantes, todos relacionados con el tema vertebral del encuentro, como el de Procuración de fondos para el desarrollo de proyectos culturales, el de Formación de promotores de cultura turística y el de Actualización de tecnologías audiovisuales.
En su presentación, el Encuentro ha enfatizado el valor de la cultura popular material e inmaterial como valioso patrimonio de las comunidades en particular y del país en general: “Hoy aceptamos —señala— que México es un país pluricultural en el que la riqueza cultural de cada grupo étnico y de cada grupo popular crea (en el campo de la historia) la identidad nacional que aparece como suma de concepciones, conocimientos, tradiciones, valores, cualidades y diversidades. Por eso importa revalorar la cultura y sus diversas manifestaciones, pues ello significa la revaloración del trabajo del hombre, de las formas de organización social producto de la historia: la afirmación de la dignidad popular y con ello la nacional”.
Hoy termina entonces este valioso encuentro de especialistas en un tema que, como observé al principio, parece manejado siempre en las orillas de la discusión pública, pero que sin duda reviste una importancia fundamental, ya que trabaja con las manifestaciones del quehacer humano en las que queda depositada no sólo la necesidad de sobrevivir, sino varios factores que moldean y dan forma a esas manifestaciones de suerte que, con el tiempo, terminan por convertirse en productos culturales comunitarios, colectivos. En la alta cultura, cierto, no todo lo que brilla es oro, pero, de hecho, todo es oro en el flanco de la creatividad humana popular.