sábado, enero 10, 2009

El trámite más mamilas



Se sabe que hubo de todo entre las 20 mil propuestas que llegaron al certamen nacional para detectar el trámite más inútil. El anzuelo de los 300 mil morlacos generó una epidemia de sabuesos que, ansiosos, escudriñaron hasta lo más hondo de la burrocracia mexicana para dar con algún procedimiento que ganara los laureles en esta rarísima convocatoria. Y ya, terminó el concurso con el triunfo de Cecilia Velázquez Tello “por haber denunciado que cada mes tramita un medicamento para su hijo que padece agammaglobulinemia de Burton, síndrome de deficiencia de anticuerpos, que tarda en recibir hasta 15 días”. La ganadora tuvo la oportunidad de hablar en público frente a Felipe Calderón (quien gracias a un trámite electoral inútil ocupa hoy la presidencia del país) y señaló que “ya no deben existir puestos comprados, heredados o dados por amistades o compadrazgos”, lo que de inmediato provocó extrañeza entre el público, dado que en México esas prácticas no existen y como prueba allí está doña Elba Esther Gordillo.
Según nota de La Jornada, la feliz ganadora, a quien de inmediato le tramitaron 300 mil del águila nada inútiles, “explicó que en la clínica 32 del Seguro Social solicita el fármaco gammaglobulina, pero como el trámite pasa por ocho manos ‘entre sellos, autorizaciones y copias’, confesó que ‘a veces rompe en llanto ante la desesperación’. Por eso propuso que la institución haga un registro con el nombre del paciente, el medicamento, la dosis y la secuencia con que debe tomarlo, para que el hospital tenga en existencia la cantidad necesaria, lo cual sólo requiere de una computadora con base de datos actualizada”.
Intuyo que el concurso y su resultado sólo tendrán un valor testimonial, tan anecdótico que de antemano el dicharachero Calderón, bien instruido por algún jocoso elaborador de tarjetas, declaró en la ceremonia de premiación su deseo de que en futuras convocatorias el primer lugar sea declarado desierto. Bueno, muy gracioso, pero después del forzado jajajá, ¿qué queda?; casi nada: un país con una tramitología generalmente retorcida cuando de usuarios pobres se trata, y un Estado que no puede prescindir de ella porque, bien observada, la burocratización es la botarga con la que se tapa gran parte de la corrupción que necesita México para mantenerse en pie. Porque para algunos (me cuento en esa legión) nuestro país sobrevive gracias al combustible de la corrupción, dicho esto con ánimo meramente descriptivo, ajeno por completo al terriblismo y con la tranquilidad de quien ya advirtió cómo es, en esencia, la puerca realidad. En México, el darwinismo social se expresa por las aptitudes para la corruptela que tienen los seres que destacarán; los débiles, quienes sucumben, son aquellos que carecen de ese don (el don para ser unos podridos) o que de plano están enfermos de honradez y se conforman con el zooplancton, la parte más humilde de la cadena alimenticia. Imaginemos por caso lo que ocurre con el trámite ganador: es engorroso porque en el camino de su burocratización a alguien le dejó alguna ganancia. Nunca falla: detrás de cada trámite artificiosamente barroco hay uno o más ganones. El repollo encubridor es, precisamente, la numerosa cantidad de trámites que exige.
En la misma ceremonia, lo que no tuvo abuela fue la declaración de Juan Molinar Horcasitas, director coyuntural del IMSS: “Ya lo dijo el presidente vamos a ponernos en los zapatos de la gente e ir mejorando el servicio”. Independientemente de la metáfora con suelas, es cínico que Molinar piense hasta ahora, a propósito de un concurso mamón, en “ponerse” los zapatos de la gente. Los usuarios no necesitan esas metáforas, pues a diario padecen un servicio de octava mientras los dueños del país son atendidos en Houston. En suma, terminó el concurso para detectar el trámite más inútil y de inmediato generó el inútil trámite de hacer efectivo su resultado.
o
Terminal
En nuestra gustada sección “Betabeles prematuros”, va: acabo de leer que Carlos María Morales, ex jugador del Toluca y del Atlas, milita ahora para el Wenderers de su natal Uruguay. Tiene 38 años, y hace poco estuvo en la cancha al mismo tiempo que su hijo Juan Manuel, de 20 años, eso en un partido oficial de la liga charrúa. Cambio de periódico y leo que Hugh Hefner, de 326 años y dueño del emporio Playboy, acaba de incorporar a una nueva novia oficial en su mansión; el nombre del mordisqueable bizcochuelo es Crystal Harris, rubia conejita californiana de apenas 22 primaveras, monstruo que ostenta las pavorosas medidas de 86-63-86. Yo voy a los 45, pero dada la capacidad de avejentarnos que tiene el país, me siento como de 46. Eso significa que algo anda mal. De inmediato voy a comprar una cuatrimoto y después a visitar antros de moda. ¿Alguien sabe si sigue abriendo el bar Elvira?