domingo, noviembre 02, 2008

Sobre la muerte



Una entrevista breve con Karla Lobato, reportera de La Opinión. Las respuestas no aparecieron en el periódico, pues tal vez el cuestionario le llegó muy tarde.

1. ¿Qué significado tiene la muerte para usted?
La muerte es una gran oportunidad para demostrar quiénes fuimos. Lo digo sin pedantería, sin ánimo de entrar en debates sobre la trascendencia. Simplemente creo que cuando los hombres tuvimos la oportunidad de vivir, digamos, veinte, treinta o muchos años más, la muerte abre el camino a la pregunta: ¿qué hizo fulano de su vida? La respuesta que genere esa pregunta es el mejor premio o el mejor castigo para la memoria del muerto. Creo con Porchia que “Se vive con la esperanza de ser un recuerdo”; yo aderezaría, no sin atrevimiento, esa sentencia con un adverbio: se vive con la esperanza de ser un buen recuerdo, aunque seguramente hay excepciones, hombres que no quieren ser nada tras su muerte, ni siquiera un mal recuerdo.

2. ¿Cómo abordar este tema tan doloroso en las obras que usted realiza?
Finalmente, toda obra humana está permeada por la idea de la muerte. Si nos fijamos bien, las creaciones del hombre tienden hacia allá, hacia la terminación, de ahí que el morir no sea para mí terrible. Lo terrible en todo caso es morir violenta y/o dolorosamente, sin margen para que algo crezca y se desarrolle a plenitud. La muerte sería pues hasta grata si no fuera acompañada, como ocurre muchas veces, de violencia o de dolor intenso.

3. La redacción de esos textos ¿le permite lidiar con el duelo de la muerte?
He escrito pocos textos atravesados por la idea de la muerte. Eso se debe, quizá, a que nunca he visto muy de cerca el daño moral y físico que ella produce en los deudos. Sé que soy frágil, así que muchas veces me he tratado de decir que deberé ser fuerte cuando la muerte me mire con su rostro. Pero no sé cuál será mi reacción, y creo que no hay literatura capaz de defender al hombre que se ve lastimado por la muerte de, digamos, un ser muy cercano y querido. Tengo la impresión de que lloraré muchísimo. Preferiría no estar allí ni ser yo cuando me duela ese dolor. Hay que inventar una anestesia para que ese desgarramiento no lastime tanto.

4. ¿Cuál es la muerte que desearía evitar? (refiriéndose no a la vida terrenal, sino a algo más allá como sus textos, sus pensamientos)
Toda muerte es inevitable. Mientras tanto hago lo que puedo, trabajo y escribo sin mucha o ninguna fe en la trascendencia. Como en la sentencia latina, sé que todos los minutos hieren, y el último mata. Ante eso, lo mejor es no pensar demasiado y seguir aquí, arando la tierra como se pueda.

Nota del editor: el dibujo es un retrato que hizo de su servilleta mi hija mayor, Renata Iberia.