viernes, octubre 31, 2008

Escupitajo sobre la democracia



Si hubiera sido un error o despropósito de AMLO, la prensa objetiva y cejijunta ya estaría gritando a todo cogote “mentiroso”, “soberbio”, “mesiánico”, choros de ese tipo. Pero no, pues se trata sólo de una sanción expedida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a los partidos que toleraron la sórdida campaña del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) durante el proceso electoral de 2006 contra el frente encabezado por López Obrador. Con argumentos rizados, el TEPJF dio a conocer su determinación un poco tarde, algo lejitos ya de la decisiva polémica por el mañoso medio punto porcentual que le dio la “victoria” a quien ya sabemos.
El TEPJF es conocido en nuestro país, desde ahora, por la sigla GDTHN (Gran Descubridor Tardío del Hilo Negro). Eso ocurre exactamente un día después de que la prensa se ensañó, para seguir en la tónica, contra el necio que se autonombra presidente legítimo. Poco a poco irán saliendo trapos como ése, reveladores de la inmundicia que fue la elección del 2006. Pero por mucho que haya multas, el poder en contubernio (empresarios, políticos, periodistas atercipelados) defeca de risa ante las castigos del TEPJF. Finalmente, el Daño Histórico ya está hecho, y comenzó sus funciones oficiales el primero de diciembre de 2006.
Envalentonado y con su vocecita de señora rezando, Germán Patiño de Calderón declaró ayer que la reforma petrolera fue un triunfo contra los que sólo saben hacer política dividiendo, enconando a la sociedad, sembrado el odio entre los mexicanos. Ignoro a quién se refería: no sé si al FAP o al CCE que hace dos años minó con sus espots la posibilidad de establecer acuerdos confiables entre los mexicanos, a ese CCE que abrió una grieta llena de infundios que hicieron del rencor político el sello de la campaña empanizada.
Sin embargo, dice la nota, “La conducta infractora —precisó el TEPJF— se cometió por un tercero (CCE), ‘sin existir prueba de un acuerdo previo con los entes políticos denunciados’, del posible beneficio o perjuicio para uno y otro partido o coalición, así como el grado o trascendencia que era desconocido en el momento de presentarse la infracción”. En ese enredo sintáctico es posible advertir que, en efecto, no hay prueba material de un acuerdo previo entre los “entes” denunciados (PAN, PRI, PVEM) y el CCE, y queda claro que era nebulosa, según el TEPJF, la trascendencia que una campaña de esa índole podía tener en la coyuntura electoral de 2006. Y blablablá. En el pistoneo de agravantes y atenuantes, para acabar pronto, no queda suficientemente enfatizado lo que cualquiera pudo ver en aquel momento: que hubo una cruzada mediática contra el proyecto de ciertos opositores al régimen, una intromisión pedestre del pedestre ex presidente Fox, una maquinación de la cúpula/cópula empresarial que ha sido beneficiaria atávica de nuestras políticas económicas y, por decir lo menos, una complacencia compinche de los partidos que obtuvieron pingüe botín tras la guerra excrementicia.
Y luego dicen que no pasó nada, que los ardidos deben cicatrizar sus heridas y apechugar como si hubieran perdido en la matatena. Pero cómo, si no todo es chuchismo en esta chucha vida.

Terminal
En nuestra gustada sección “Anuncios memorables”, va: Veo la marca y el eslogan de un negocio. No me sugiere en su mensaje, como pretende, el cuidado o el aumento de la belleza femenina, sino el lodazal de la polaca mexicana: “Nail-Mart: pasión por las uñas”.