jueves, julio 17, 2008

Propuestas sadomasocas



En automático me vino a la cabeza el microrrelato de Enrique Anderson Imbert (“Sadismo y masoquismo”):
“Escena en el infierno.
Sacher-Masoch se acerca al Marqués de Sade y, masoquísticamente, le ruega:
—¡Pégame, pégame! ¡Pégame fuerte, que me gusta!
El Marqués de Sade levanta el puño, va a pegarle, pero se contiene a tiempo y, con la boca y la mirada crueles, sadísticamente le dice:
—No”.
Recordé el cuentito luego de leer la nota “Ama dominadora amansaría a presos” (La Opinión de ayer, p. 33), en la que Carlos Werd, de la Agencia EFE, reporta que una cuarentona tuvo la novedosa idea de entrar a las cárceles de Buenos Aires para, látigo en ristre y pocas ropas, dominar a los reos con prácticas de sexo sadomasoquista. Según la teoría de Patricia (así se llama la ama dominadora) ella es capaz de curar a los presidiarios con el puro poder de su experiencia para “esclavizar”, es decir, para “dominar a los hombres y hacerlos sumisos”. El sentido lúdico de su ejercicio tiene un fin, dice, terapéutico: que los internos quedan curados y mansitos. Las autoridades, claro, han anticipado que la iniciativa de Patricia no prosperará, así que los presos se quedarán con las ganas de recibir esos deliciosos latigazos.
Tal vez no esté del todo errada la propuesta sadomasocas de la experta Patricia. Si provocamos placer con el dolor (ilusorio) tal vez encontremos la cura a muchos males de la sociedad. Propongo estas medidas sadomasoquistas:
Que Emilio Azcárraga Jean vea cine de arte: Durante varias horas seguidas (dos o tres), someter al dueño de Televisa a películas de Wells, Buñuel, Kurosawa, Wenders y demás. Con toda seguridad sentiría tanto gozoso dolor que de inmediato prohibiría la producción de más telenovelas como Fuego en la sangre, culebrón que siempre maneja campiranos y campiranas tan metrosexuales que parecen recién salidos de un spa.
Que Carlos Slim escuche la “Bartola” cien veces seguidas: Luego de una sobredosis de bartolidades, el magnate mexicano sentiría placentero sufrimiento y terminaría por entender que las tarifas de Telmex no pueden ser cristianamente pagadas con dos pesos de salario, todo para continuar el proyecto de convertirlo en el hombre más platudo del sistema solar.
Que Juan Camilo Mouriño reciba un tour por el México profundo: Con un día de paseo por la realidad “real” de México el joven e inexperto secretario de Gobernación vería qué es andar en territorio chichimeca: que lo lleven a Garibaldi, que lo obliguen a comer tacos de hígado encebollado, que suba a un camión y escuche cumbias de Chico-Che a todo volumen, que por la indigestión de los tacos sea recibido en urgencias del IMSS. A ver si así de veras quiere hacerse mexicano.
Que a Fabiruchis lo metan en un cuarto con quince beldades: Sin más armas que las de la piel, es decir, desnudo, que el célebre conductor de televisión sea encerrado en una habitación con todas estas mujeres también sin trapos: Ninel Conde, Bárbara Mori, Anette Michel, Niurka, Liliana Lago (mejor conocida como la Nacha Plus), Isabel Madow, Alicia Machado, Maribel Guardia, Ana Serradilla, Ana de la Reguera, Penélope Cruz, Salma Hayek, Jénnifer López, Thalía y Adriana Lima. Sentiría tan rico horror que así nos evitaríamos más escándalos amarillistas en televisión. Ahora bien, si Fabiruchis no quiere, conozco fácil a quince cabrones que se sacrificarían para apurar ese trago amargo aunque sólo les toque de a una por tatema.