sábado, abril 12, 2008

Agua y derroche



Tenía guardado un excelente texto de Francisco Valdés Perezgasga; lo publicó en La Opinión hace como dos semanas; dada la intensa reanudación del debate sobre el arsénico en el agua lagunera, es importante insistir en el valor del agua y el crimen que cometemos en nuestra región al agotarla y pudrirla con cantidades de arcénico que están muy por encima de la norma internacional:

Agua virtual

Francisco Valdés Perezgasga

En la entrega anterior presenté el concepto del agua virtual. Esto es, el agua necesaria para producir un bien o un servicio dado. El agua es indispensable para el sostenimiento de toda la vida en la tierra. Pero además, en mayor o menor medida, es también el agua un insumo para la producción de todas las cosas. Por ello, el concepto del agua virtual es sumamente útil para conocer los flujos de agua escondidos en el comercio entre las naciones y para aquilatar el impacto que nuestros patrones de consumo, colectivos o individuales, tienen sobre los recursos hídricos. Si todo lo que consumimos emplea agua, queda entonces claro que las personas no sólo usamos agua cuando la bebemos o cuando nos damos un regaderazo. De hecho queda claro que la mayor parte del agua que consumimos es por esta vía indirecta. Los datos que los investigadores del agua virtual han encontrado son reveladores, alarmantes incluso.
Por ejemplo, en promedio, producir una rebanada de pan se lleva 40 litros de agua. Una camiseta de algodón se lleva 2000 litros de agua. Una hoja de máquina requiere de 10 litros de agua. En la Universidad de Twente, en Holanda, dos investigadores —Hoekstra y Chapagain— han llevado el cálculo del agua virtual a una mayor precisión. Plantean ellos calcular el agua virtual en el sitio donde el bien se produce. De esa manera, si un litro de leche requiere, en promedio, de mil litros de agua para ser producido, en México esta cantidad se eleva a 2500 litros de agua. En contraste, el mismo litro de leche requiere en Holanda —un país con condiciones climatológicas radicalmente diferentes a las nuestras— de 663 litros de agua. Resalto el caso de la producción de leche pues nuestra región es una comarca desértica donde se produce leche a una escala que no tiene rival en todo México. La producción diaria de entre 6 y 7 millones de litros de leche diarios nos revela la magnitud de nuestra locura y nuestra vocación eminentemente suicida. Aún cuando el contenido de agua virtual en la leche, por estas razones obvias, debe importarnos, hay otros productos, que consumimos a diario, que deberíamos examinar.
Por ejemplo, en México, producir un kilo de carne de res exige el uso de casi 38000 litros de agua. Un kilo de carne de cerdo, 6500 litros de agua. Un kilo de pollo, 5000. Un kilo de huevos, 4200. Un kilo de queso, 11800. No en balde la dieta vegetariana de un indio es mucho menos exigente sobre los recursos naturales que la dieta carnívora de un alemán, o de un lagunero. Esto aún antes de asomarnos siquiera a todos los problemas éticos y medioambientales que tienen que ver con la producción industrial de alimentos de origen animal. Problemas que nos han entregado la deforestación del Amazonas, la aparición de la Escherichia colli asesina, las vacas locas, la fiebre aftosa, la gripe aviar, el virus de anemia del salmón y todos los desastres que aún estén por aparecer.Lo invito a que profundice por su cuenta en estos temas. Temas que tienen que ver con su salud, la de los suyos y las del planeta. Pero por favor, vaya más allá. Sabiendo lo que haya aprendido, actúe en consecuencia.