jueves, abril 17, 2008

Diálogo con Yohan



Charlé hace poco con Yohan Uribe (en la foto), reportero de El Siglo de Torreón, sobre el premio que recibió el 9 de abril uno de mis alumnos del taller de narrativa del Cereso. Parte de lo dicho fue publicado el domingo pasado. Este es el diálogo completo que entablamos; aunque breve, señala lo que pienso en general sobre ese tema:

¿Como se llama el interno que ganó el concurso de literatura?
Su nombre es Eliseo Antonio Carrillo, es lagunero y tiene poco más de sesenta años de edad. El cuento con el que ganó lleva como título “Fuga a la nada”.

¿Cuánto hace que trabajas con él?
Desde hace cerca de dos años. Ha sido, sin duda, mi alumno más constante en el taller de narrativa que tengo en el Cereso.

¿Cómo ingreso al taller de literatura?
Como todos los demás internos; se enteró de que Renata abriría un espacio educativo (Imago) y que yo manejaría el taller de narrativa para los interesados en la literatura, y así comenzamos a trabajar como se acostumbra en mis talleres. Ellos llevan sus relatos, los escucho y leo y poco a poco, entre todos los asistentes, vamos viendo detalles de estructura y de estilo. Los aciertos y los errores de un participante sirven para ilustrar a la totalidad del grupo sobre las peculiaridades que vayamos encontrando en cada texto.

¿Qué cambios de actitud viste a medida que lo influenciaba la literatura?
Eliseo Carrillo siempre ha mostrado una actitud muy receptiva. Es un hombre serio, responsable, atento, educado. Tiene verdadero interés por aprender, y eso lo advertí desde el principio. Ya escribía un poco antes de que yo lo conociera. Me acercó sus primeras historias, las vi con atención y gradualmente le indiqué algunos detalles. Poco a poco ha adquirido más destreza para percibir los puntos finos del cuento como género literario. Está todavía en proceso de aprendizaje y creo que su avance ha sido notable de unos meses a la fecha.

¿Cómo son las historias que cuenta el señor? ¿Historias grises, melancólicas, fantásticas, más que nada estilo?
Como autor que inicia, todavía no podemos definir ni un estilo ni una temática precisos. Cada cuento suyo es un experimento, un tanteo hacia lo desconocido. Conozco de él como siete u ocho relatos; hay de todo en ese menú: uno fantástico, uno de aventuras, uno policial, uno indigenista. Sobre su estilo puedo decir lo mismo: está en proceso de definición. Lo fundamental es que no deja de buscar, de intentar, de escribir. La práctica y el tiempo fijarán sus temas y su estilo, como ocurre en casi todos los casos de escritores que no desisten de su empeño creativo.

¿Tú, como escritor, cómo te sentiste cuando un alumno tuyo del Cereso ganó un premio de esta naturaleza?
Me dio mucho gusto por Eliseo y por todos los que en el Cereso, como él, se sobreponen al desamparo y la dureza de la vida en el penal y se muestran abiertos al aprendizaje. Él es, de alguna forma, uno de los alumnos que más me enorgullecen en mi ya larga travesía por las aulas. Es la constancia de que no hay lugar en donde no pueda florecer el arte; todo es cuestión de ofrecerles la oportunidad a quienes nunca la han tenido. Ese es, precisamente, el espíritu que anima al proyecto de Imago que encabeza Renata Chapa, mi esposa.