jueves, mayo 31, 2007

Méritos del doctor Chapa

Una generosa carta a la revista Nomádica me hizo reparar otra vez en el olvido que le dedicamos a uno de los ciudadanos más lúcidos de Gómez Palacio: el doctor Héctor Chapa Saldaña. No creo exagerar si afirmo que en materia científica él es uno de los laguneros con mejores credenciales para presumir, pero su modestia lo ha mantenido al margen de cualquier aparador. Pese a su tremendo currículum, nunca alguna autoridad local le ha dedicado un reconocimiento, el justo aprecio que merece su trayectoria profesional.
Supe de él por el 84-85, cuando colaboraba regularmente para el suplemento cultural de La Opinión. Fueron, creo, los primeros ensayos sobre cultura ambientalista que leí y, por ellos, desde entonces siempre asocio mi preocupación por la naturaleza —ciertamente bastante amateur— con el nombre de don Héctor. Eran aquellos textos dechados de buena información, ejemplos de la preocupación que debíamos tener los laguneros por nuestro entorno, sobre todo por el cuidado del recurso generador de toda vida, el agua. Si algo tengo, pues, de inquietud social en este rubro, bastante se lo debo a la notable calidad académica y humana del doctor Chapa.
Luego de aquel periodo pasaron como quince años sin saber de él. Lo recordé esporádicamente, siempre a propósito de asuntos sobre ecología. Alguna vez, allá por el 98-99, vi que conformaba parte del público en la presentación de un libro celebrada en Gómez; allí también estaban las máximas autoridades del ayuntamiento, y como yo era presentador y me hallaba en el “fresidium”, aproveché el micrófono para resaltar el valor del doctor Chapa, la necesidad de tributarle un homenaje. Pasados unos meses, me enteré que hubo un conato de reconocimiento, pero todo se quedó, muy injustamente, en veremos; creo que al final ni siquiera le contestaron el teléfono.
Hoy sería un acierto que Octaviano Rendón fuera advertido sobre la necesidad de apreciar a uno de los pocos valores científicos (una eminencia, en verdad) que tiene la ciudad por él presidida. Gómez no cuenta con una sola librería, no publica una sola colección de libros ni un periódico o una revista serios; sería mucho pedir, entonces, que tuviera un centro de estudios científicos; además, para agravar la cosa, de los actuales candidatos a la alcaldía el único verdaderamente culto es Miguel Ángel Orozco, pero su lucha sólo tiene un valor simbólico (lo cual no demerita el esfuerzo). Si así está el abarrote de la cultura y la ciencia en Gómez Palacio, ¿costaría mucho esfuerzo a las autoridades (presentes o futuras) reconocer a un hombre como Héctor Chapa? A ver quién le saca esa espinota a nuestro Gómez.