sábado, mayo 26, 2007

Libros reencontrados

Vivir en una casa infonavítica y tener libros de más tiene ventajas y desventajas. La desventaja mayor es cohabitar con libros ocultos por barreras de libros, con volúmenes que se esconden y desaparecen cuando uno más los necesita; la máxima ventaja, se me ocurre ahora, es reencontrar obras que uno tenía olvidadas y que tras su reaparición parecen nuevas. Eso me pasa siempre que limpio un poco la biblioteca o busco algún ejemplar escurridizo: saltan otros que, como faros, encandilan mi atención y me permiten recobrar antiguos gozos.
Me pasó hace poco ese fenómeno. Sin quererlo, saltó a mis manos mi ejemplar original de Las vocales malditas, ese portentoso juego narrativo del escritor mexicano Óscar de la Borbolla (México, DF, 1952). Filósofo de carrera, De la Borbolla ha trabajado una obra literaria original, a veces excéntrica, como ocurrió en 1991 con Las vocales malditas, libro que a mi juicio es la mayor apuesta lúdica en el ámbito de nuestras letras, las mexicanas.
¿Y que hay de raro en ese volumen? ¿Por qué vale tanto según yo y según muchos? Tiene apenas, y con una tipografía muy estirada, cincuenta paginitas. Lo asombroso viene luego, cuando empezamos a recorrer su contenido: cinco cuentos escritos cada uno con cada una de las vocales, es decir, en cada narración sólo hay palabras cuyas vocales son “aes”, luego “es”, después “íes” y así también con la “o” y la “u”. Lo que impresiona no es tanto el propósito, sino los resultados: cinco cuentos hermosos, desafiantes, llenos de humor e ingenio, deslumbrantes en suma. Aunque el de la “i” y la “u” son los más difíciles, De la Borbolla los resuelve con una destreza que deja boquiabierto al lector. El desafío mayor, claro, consiste no sólo en sumar palabras con una vocal en cada cuento, sino en darles lógica, en imponerles un hilo conductor perfectamente visible. El que más me gusta es el de la letra “o”, del cual transcribo un párrafo. Es apenas un probetito que desea tentar a los lectores para que consigan este maravilloso libro (va una parte de “Los locos somos otro cosmos”):
“Otto colocó los shocks. Rodolfo mostró los ojos con horror: dos globos rojos, torvos, con poco fósforo como bolsos fofos; combó los hombros, sollozó: ‘No, doctor, no… loco no…’. Sor Socorro lo frotó con yodo: ‘Pon flojos los codos –rogó–, ponlos como yo. Nosotros no somos ogros’. Sor Flor tomó los mohosos polos color corcho ocroso; con gozo comprobó los shocks con los focos: los tronó, brotó polvo con ozono. Rodolfo oró, lloró con dolor: ‘No doctor Otto, shocks no…’”. Y así sigue; un cuento, un libro genial de Óscar de la Borbolla. Búsquenlo y léanlo ya. Pura calidad.