jueves, marzo 29, 2007

Gran música en La Laguna

Sin notarlo casi, La Laguna se ha ido llenando de oportunidades para acceder por diferentes medios a la música culta. Es un gusto y, dado que hace quince años no ocurría algo similar, no deja de enorgullecer este bienvenido fenómeno cultural. No somos Viena ni Londres ni Nueva York ni Moscú, pero ya comenzamos a asomarnos, como región, al saludable espacio de una expresión artística que sin duda nos pone, así sea de manera incipiente, en el camino de la música más exigente y con mayor potencia sensibilizadora.
Cito algunas manifestaciones. El viernes 16 se presentó en el Teatro Nazas, acompañado por nuestra benemérita Camerata, el joven pianista ucraniano Alexander Gabryluyk, un auténtico portento de la interpretación. Organizado por el Tec de Monterrey Campus Laguna mediante el Departamento de Asuntos Estudiantiles que encabeza la doctora Gabriela Ramos Clamont, el concierto alcanzó encomiables grados de excelencia. Su cierre, en el que Gabryluyk ejecutó solo la Marcha nupcial, fue un clímax cuya perfecta esplendidez maravilló al público. Pocos días después me llevé la gratísima de escuchar, gracias a Radio Torreón, el concierto mencionado en una grabación más que decorosa, tan buena que parecía totalmente profesional. Eso le añade un plus invaluable a nuestras actividades musicales, dado que las personas que se ven imposibilitadas para asistir a los conciertos pueden acceder a ellos gracias a la radiodifusora del municipio. Perfecto.
A tales presentaciones en vivo hay que sumar, no con menor mérito, el trabajo que muchos profesionales están haciendo para difundir este arte entre los laguneros. Ahora recuerdo el delicioso CD lanzado por el Ensamble Tempo difficile, cuyos integrantes (Mariana Chabukiani, Marina Gorbenko, Joseph Gamiladshvili y Joel de Santiago) unieron sus talentos para interpretar Bohemia, música nocturna, una serie de piezas populares con acento clásico.
Más reciente, y como ya lo reseñó con justicia y oportunidad Saúl Rosales, Uliana Akátova y Natalia Riazánova, “rusas radicadas en Torreón”, editaron un disco compacto que debemos escuchar. Contiene temas de Franck, Turina, Albéniz y Schedrín, un recorrido musical grabado aquí, estimable por eso y más por la valía de las interpretaciones que alberga.
Hace poco dije que el maestro Jorge Paulín estaba haciendo un trabajo de rescate que merece ser apoyado. Lo mismo opino sobre el proyecto periodístico de la revista Intermezzo, sobre las clases de música clásica en el Colegio Cervantes y, en general, sobre todo aquello que nos acerque a esa expresión artística secular. Alegra que esto ya suceda en nuestra comarca.