sábado, marzo 03, 2007

Ayuntamiento infalible

El señor agente es amable. En ningún momento frunce la jeta y parece notablemente adiestrado para atender como se debe, es decir bien, al automovilista. Ha detenido al conductor porque usó “indebidamente” un paso continuo en la Saltillo 400, cerca del hoy desastroso Paseo del Tecnológico. En este caso, como en muchos otros, el ayuntamiento de José Ángel Pérez Hernández no se equivoca, parece infalible. El uniformado, quien representa en pequeño a nuestro alcalde, aclara con firmeza y serenidad que la maniobra estuvo mal, que fue un salto peligroso y el chofer puso en riesgo su vida y la de terceros. El conductor acepta y tímidamente le comenta al oficial que no hay señalamiento, que en dos semáforos anteriores e idénticos hay paso continuo por derecha, o que en efecto se equivocó, pero que algo de culpa tiene la autoridad por no cuidar esos detalles con la claridad suficiente, pues nunca será poco lo que se haga por mitigar el riesgo de accidentes. Nada baja la guardia del señor agente, quien con toda cortesía, encogiendo un poco los hombros, hecho una dama, llena la hojita de infracción algo apiadado: anotará la multa más baja.
Escucho la historia y me alegro de la intransigencia mostrada por el señor tránsito. Jamás insinuó nada, jamás dio pie a que cristalizara, una vez más, la vieja tradición de la mordida. Muy bien, si no fuera por un detalle: ¿cuántas decenas de calles buenas o en proceso de maquillaje o cirugía mayor nunca han tenido, ni en esta ni en ninguna otra administración municipal, señales adecuadas para evitar accidentes o conatos de. Hoy, el éxito de Pérez Hernández tiene, como siempre, mucho que ver con el arreglo de las vialidades, pero al parecer a los encargados de esa obra pública nunca les interesará adquirir señalética de primer mundo. En sus obscenos espectaculares no dejan de presumir logros, pero nomás hay que rascarle tantito para advertir (como ocurrió hace poco en el programa Olla de grillos) que gran parte del plan de vialidades se arma sin tomar las precauciones adecuadas.
Hay por muchos lados zanjas, pozos, grava suelta, y quienes manejan deben andar al hacha, como en grand prix, para evitar percances. Unos palos maltrechos, unos mugrosos conos invertidos color naranja, un cordel amarillo (de los que dicen “precaución”) con mil amarres trochos son las únicas advertencias que el ayuntamiento hace a la ciudadanía, como si la vida no valiera nada, o como si a nuestras autoridades les valiera. Está bien que multen, pues, pero que al menos sean un poco autocríticos cuando la vialidad presente algún conflicto o padezca arreglos. No se vale pensar que son infalibles.