lunes, enero 22, 2007

Julio en enero

No lo parece, pero creo que es el gran acontecimiento periodístico del mes en nuestra ciudad. La conferencia que hoy sábado dará Julio Hernández López (JHL) en Torreón es, a mi juicio, la mejor oportunidad que tendremos los laguneros de acercarnos al ejemplo más acabado que hay en México de lo que me he atrevido a denominar (sólo yo lo califico así y hoy lo comparto) periodismo lúdico. Nacido en Torreón hace casi cincuenta años, JHL es autor de la columna Astillero del periódico La Jornada y director de ese diario en su edición potosina.
JHL fue colaborador en “la mesa de los periodistas” del programa El cristal con que se mira que hasta hace poco tenía al aire el comediante Víctor Trujillo; allí compartía espacio con Raymundo Rivapalacio, de El Universal, y con Marcela Gómez Zalce, del Grupo Milenio. Si bien JHL mostró en dicho espacio habilidad para el debate en corto y la improvisación, es en su columna cuasidiaria donde ha dado muestras de una capacidad crítica con filo de bisturí y un humor tan inteligente como barroco, rico siempre en estrategias verbales que atraviesan, lo digo sin vacilación, todas las maravillosas herramientas de la retórica.
Eso es, exactamente, lo que a mi juicio ha convertido a JHL en el columnista insólito que es, en un periodista cuya atipicidad es tan notoria que cada una de sus entregas no sólo es una pieza maestra nutrida de todo lo bueno que puede tener el periodismo de opinión, sino de valores formales en donde siempre triunfa la estocada de la sátira más ingeniosa. Además de lo que se le exige en automático a un columnista nacional de ese fuste (información, capacidad de análisis, probidad y una pizca de virtudes proféticas), JHL ha sumado un ludismo fuera de clichés en su escritura, de tal manera que párrafo tras párrafo siempre nos propone una sorpresa cercana a las estrategias que son caras al jugueteo literario.
Retruécanos, calembures, metáforas, metonimias, sufijación creativa, ironías, empleo de campos semánticos, todo lo que ha servido para imprimirle lujo a la expresión es usado por JHL con pasmosa habilidad, pues apenas se puede creer que de un día para otro pueda enjoyar tanto sus textos. La forma, curiosamente, en su caso nunca riñe con el fondo, y es un placer leerla, como cuando de Fox dijo, por su relación con Martita la de “(ro)Vamos México”, que era un “Supermán (Dilon de apellido)”, o ayer mismo, cuando escribió con etimológico guiño sobre el “rotundo” secretario Carstens. Dan para una tesis los recursos estilísticos de JHL. Es un privilegio tenerlo por acá, en su tierra. Hoy, pues, lo/nos vemos en el sindicato de telefonistas a las 6 pm, Comonfort 419 sur.