miércoles, julio 26, 2006

Dolina, Alejandro

Abro un breve paréntesis filosófico-humorístico-literario en medio de la batahola poselectoral.
La radio es hoy, en la triste mayoría de los casos, un simulacro de diálogo. Más allá de las emisiones que son evidentes y honestos foros para el ejercicio de la ñoñería, donde por ejemplo un chavo fresa (muy ingenioso) se trasviste vocalmente en vieja naca y donde una tipa naca se disfraza oralmente como locutora fresa (fallida), hay programas políticos o culturales en los que campea un humor chafa, un análisis desarticulado y una pobreza de vocabulario que testarudamente quiere pasar de fayuca con la etiqueta de periodismo “fresco”. ¿A quién desean engañar? ¿Cuándo han puesto en realidad cuidado en las palabras, herramientas insustituibles del diálogo radiofónico e impreso? Los he oído y cuento una tras otra las necias piezas discursivas que allí emiten, siempre adornadas con jajás y jejés útiles para que la gente diga “son muy desenfadados”, “no dejan títere con cabeza”, y que lo único que en realidad pretenden es ocultar su penoso vacío de contenidos.
Diferente es el caso de Alejandro Dolina, escritor/locutor argentino que en Buenos Aires conduce un programa de radio llamado La venganza será terrible. Dolina es un tipazo: escribe y habla con destreza y humor, con una falta de respeto total a la solemnidad y con un dominio apabullante del idioma. Citado por muchos, su enciclopedismo no tiene coto, pues lo mismo trata sobre pintores florentinos que sobre el último gol de Batistuta, todo metido en una especie de trapiche universal. Cito un fragmento de El libro del fantasma, obra donde plantea con novedad, entre otros asuntos misceláneos, el tema de la muerte (“Instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight”):
“1. Busque la flecha indicadora.
2. Presione con el dedo pulgar hasta que el cartón del envase ceda.
3. Disimule. Soy un joven escritor que no tiene otra ocasión que ésta de conectarse con las muchedumbres. Usted finja que sigue abriendo este estúpido paquete y yo le diré algunas verdades.
4. Los vendedores de elixir nos convidan todos los días a olvidar las penas y mantener jubiloso el ánimo. El Pensamiento Oficial del Mundo ha decidido que una persona alegre es preferible a una triste.
5. La medicina aconseja cosmovisiones optimistas por creerlas más saludables. Al parecer, la verdad perjudica la función hepática.
6. Viene gente. Siga la línea de puntos en la dirección indicada por la flecha.
7. Escuche bien porque tenemos poco tiempo: la tristeza es la única actitud posible que los compradores de este jabón pueden adoptar ante un universo que no se les acomoda. Toda alegría no es más que un olvido momentáneo de la tragedia esencial de la vida. Puede uno reírse del cuento de los supositorios, pero éste es apenas un descanso en el camino. Uno juega, retoza y refiere historias picarescas, solamente para no recordar que ha de morirse. Ese es el sentido original de la palabra diversión: apartar, desviar, llamar la atención hacia una cosa que no es la principal.
8. Conversar de estos asuntos es considerado de la peor educación. Los comerciantes se escandalizan, las personas optimistas huyen despavoridas, los maximalistas declaran que la angustia ante la muerte es un entretenimiento burgués y los escritores comprometidos gritan que la preocupación metafísica es literatura de evasión…”.